Mi enfermero de hoy es Paco y mi auxiliar vuelve a ser
María. Somos viejos conocidos, todo controlado. Primer día del resto del TMO.
Me explico, hasta ahora siempre ha habido algo novedoso en el horizonte. Primero fue la radioterapia, luego
las inyecciones de Julia, después el trasplante. Ahora no hay nada que vaya a
romper nuestro día a día. Sólo el momento en que nos vayan a dar el Alta. Y para eso queda
mucho tiempo. Puede estar en torno a 1 mes lo que nos quede de aislamiento. Es
posible que sea antes pero también que sea después. La fecha orientativa que
nos hemos puesto nosotros, no nos la ha dicho nadie, es el lunes 27 de marzo. 6
semanas justas después del ingreso en el TMO. Toca habituarse a la vida
post-trasplante. Y de momento es una
mierda, con perdón. Náuseas y mareos, otra vez. Tratamos de retomar cierta
normalidad con el horario que nos habíamos hecho. Imposible. Tengo muy poquitas
fuerzas. Me cuesta levantarme e ir hasta el sillón para que María pueda vestir
de limpio las camas. Papá ni intenta que me duche, ya me ve cómo estoy. Me
duele la barriga y me está empezando a molestar más la garganta. Me tomo sólo
medio batido calórico de vainilla. No me entra nada más. Paco me pone una dosis
de Traumadol de inicio y nos dice que los hematólogos han decidido ponerme una
perfusión continua de analgesia. No pasa nada, hay que evitar que el dolor sea
elevado. Palabras textuales de Paco a mi padre: -“En estos casos no hay que
temerle a los calmantes”-. Al ponerme la perfusión me entró mucho sueño, me
dormía. Paco lo achacaba al analgésico aunque la dosis a la que pasaba era baja
(2 ml/h) Papá aprovechó para ducharse y afeitarse. Menos mal, empezaba a
parecer Tom Hanks en Náufrago. Justo cuando salía del baño llegó la doctora
Pérez, Inmaculada. La única que faltaba de la tríada que me ha tratado casi
toda mi enfermedad : José María Pérez, Águeda Molinos e Inmaculada Pérez. Hace un año largo, allá por noviembre de
2015, me mandaron hacer un ejercicio de expresión libre para el cole. Se lo
dediqué a mis hematólogos. Os lo enlazo aquí para que lo veáis. Me da un poco
de vergúenza ponerlo pero igual que le dí una copia a Inmaculada en su momento
para que se la hiciera llegar a José María y a Águeda, creo que en mi
reconocimiento hacia ellos debo haceros partícipe a vosotros. Allá va.
¡Qué letra! En fin, Inmaculada me estuvo preguntando por
cómo me sentía, me auscultó y me reconoció boca, barriga, piernas y la zona
anal. Todo lo que sentía eran efectos del tratamiento y me habló de la famosa
mucositis. La radioterapia y la quimioterapia afectan especialmente al tubo
digestivo produciendo aftas bastante
dolorosas. Eso es lo que me espera en los próximos días. ¡Qué agradable! Las
diarreas y dolores de barriga son otra muestra de la susodicha mucositis. Habrá
que ir haciéndose cuerpo pero no va a ser fácil. Al poco de marcharse
Inmaculada entró mamá en la habitación Le daban el Alta a Julia y para casa.
Acordamos que mamá no volvería hasta mañana. Tenía que descansar y estar
pendiente de Julia. La extracción de un catéter de la femoral para una niña de
4 años no es moco de pavo. Ya se iban a casa. ¡Qué envidia! No se da cuenta uno
de lo que tiene hasta que lo echa en falta. Hoy hace 11 días que entramos en el
TMO. Echo de menos mi casa, echo de menos mi cama, echo de menos la comida de
mamá. - No te pongas celoso, papá. Tus lentejas son las mejores, sí. Y tu
versión puchero con chorizo es insuperable, jajajaja ¿Contento? Pero para todo
lo demás, mamá-. Papá estuvo hablando un buen rato con Rosario, la Supervisora
de Enfermería. Me hizo gracia cuando entró Paco en la habitación y le saludó en
los términos: -“Hola, jefa”-. El motivo inicial de la conversación era que el
baño de nuestra habitación huele a cañerías desde el segundo o tercer día de
nuestra estancia. Se le dio parte a Rosario a través de Lola, la auxiliar de
ese día, y mamá habló con ella. Venía a preguntar si la situación había
mejorado. Papá y yo lo notamos mejor, especialmente por la mañana. Pero es
cierto que por la tarde y por la noche huele más. No teníamos constancia de si
habían hecho algo durante nuestras sesiones de Radioterapia. Pero desde el
jueves de la semana pasada, cuando ya estamos en la habitación sin salir para
nada, no han hecho nada. Nos dijo que volvería a hablar con los de
Mantenimiento, a ver si se podía hacer algo. A partir de ahí estuvieron
hablando de muchas cosas. No os fatigo con todos los detalles, sólo deciros que
papá le trasladó nuestro agradecimiento y felicitación por la extraordinaria
valía profesional y humana de todos los enfermeros y auxiliares. Y a ella como
responsable final del servicio. De bien nacidos es ser agradecido. Y cuando las
cosas se hacen bien hay que decirlo. No sólo cuando las cosas salen mal. A mí
me gusta que mis padres me digan cuándo hago las cosas bien, no sólo cuando meto
la mata. Imagino que a vosotros os pasará igual. No vale eso de que si se hacen
las cosas bien es nuestra obligación y cuando se hacen mal es negligencia. Al
menos es lo que pensamos nosotros. Allá cada cual como quiera conducirse en
esta vida. ¡Cómo me enrollo! Pero tiene una explicación. El resto del día fue
bastante horizontal, en sentido literal. Tenía mucho sueño. Estaba en la cama
leyendo “El hobbit” y se me cerraban los
ojos. Le dije a mi padre que iba a dar una cabezadita. Serían las 13:15 horas,
más o menos y no me desperte hasta las 16:50. Evidentemente no había comido. Y
se juntaba con la hora de la merienda. No tenía hambre pero intentamos comer
algo. Le dí un mordisquito a una galleta María y un sorbo al batido y ¡hala!,
todo para fuera. Agua y mocos, con perdón. El cuerpo lo tenía “cortadísimo”.
Paco me puso un Ondansetrón. El resto de la medicación no os la pongo aquí. Eso
va en los datos que quiere mi padre que aparezcan. Sólo os digo lo novedoso y
porqué lo ponen, si lo sabemos. Nosotros lo preguntamos todo. Te conviertes en
un obseso, especialmente papá, de qué ponen y porqué. No sería la primera vez
que se evita que me pongan una medicación que el médico ya ha retirado y que se
le ha olvidado anotar para los enfermeros. En la conversación con Rosario salió
ese aspecto, sin pretenderlo papá. Ella le dice a sus enfermeros que cuando una
familia cuestiona algo, una dosis, un formato, algo, que lo tengan en cuenta,
que se cercioren de que no llevan razón para evitar fallos. Nosotros lo
preguntamos todo. Y aquí te contestan a todo. A veces no entiendo exactamente
en qué consiste pero se esfuerzan en explicarmelo. Nos gusta tener la sensación de que
controlamos todo, aunque sea ficticio. El resto de la tarde lo pasé viendo
vídeos de youtubers y algunos capítulos de Big Bang Theory. Al menos nos reímos
un poco. No pude cenar. Imposible. Me costaba beber agua. En uno de los pocos
sorbos que estaba bebiendo vomité muy feo. Verde, casi fosforescente. Y lo que
más me asustó, había manchas rojas, pequeños hilillos de sangre. Avisamos a
Marian, la enfermera del turno de noche, para que lo viera. No le dio demasiada
importancia. Lo verde eran bilis del estómago. Y los hilillos de sangre eran
del esfuerzo de vomitar. Bueno, si es normal me tranquilizo. Al poco rato vino
otra vez para decirnos que a las 7 de la mañana tenía que hacer unos controles
para ver los niveles de Ciclosporina. Lo malo es que eso no lo pueden sacar del
reservorio, tienen que hacer una punción en vena. ¡Me cago en todo! Odio los
pinchazos, los odio. Papá le recomendó que me mirara los brazos porque tengo
las venas muy castigadas. Ya no tengo buenas venas en la flexión del codo,
tiene que buscar otras. Sólo ponerme las gomas y buscarme las venas me pone
enfermo. Os reconozco que me puse a llorar. Me angustia, no puedo deciros otra
cosa. Lo paso fatal. Al final, después de buscarme concienzudamente, encontró
una a unos tres dedos por encima de la
muñeca derecha. Papá le explicó cómo me ponía yo con los pinchazos para que
estuviera sobre aviso.
Así acabó mi día 2 post-trasplante. Asustado sabiendo que a
eso de las 7 de la mañana me iban a sacar sangre. Habrá que confiar en que
Marian sea tan buena como dice que es en las extracciones, incluso con bebés.
Os dejo los datos del día: Jueves 23 de febrero: 0.5 botella pequeña; Desayuno: medio batido; Comida: nada; Merienda: nada; Cena: nada. Jueves 23 de febrero (Paco-María) (Marian-Lidia): Ciclosporina; Ursochol; Aciclovir; Ondansetrón; Traumadol; Perfusión continua de Traumadol 2 ml/h; Micafungina; Ursochol (vomitado); Ondansetrón; Aciclovir; Tensión: 12.3-8.7///11.1-6.7////PCR: -1////Temperatura: 36.9///36.6////36.6////37.1//Peso: 40.6///Heces: no///Orina: perdí la cuenta pero bastante menos cuantía que días anteriores///Vómitos: sí (acuoso///biliar con hilillos sanguinolentos)
Como siempre quiero desearos “Larga vida y prosperidad”,mi
saludo Spockiano. Pero quiero hacer un llamamiento a todos los que estáis
siguiendo el blog para que difundáis la necesidad de aumentar el número de
donantes de médula. Si ha podido mi Julia con 4 añitos, mi ángel, ¿no vais a
poder vosotros? He tenido la inmensa suerte de que mi hermana es HLA idéntica a
mí. Sólo se da en un 25% de los casos entre hermanos. Necesitamos gente joven,
entre 18 y 55 años, que se inscriban en el registro de donantes de médula. Al
final sólo 1 de cada 500 inscritos es requerido para hacer efectiva la
donación. Sólo hay 15 millones de donantes en un mundo con más de 8000 millones
de personas. Necesitamos más, muchos más. Muchos otros “Darío” en otros hospitales de España y
del mundo están a la espera de su Patronum particular. ¿Y si fueras tú? Yo
estaré eternamente agradecido a mi hermana, imagínate cómo me sentiría si no
tuviera donante compatible. Por eso, por favor, ¡Dona vida ¡Dona médula! Pasad
el mensaje. Está en nosotros el conseguirlo. Gracias por estar ahí. Me encantan
vuestros comentarios. Me reconfortan un montón. Un millón de gracias.
Pero mira que eres grande. Te queremos mucho a ti a la peque y por supuestisimo a tus padres. Sois muy grandes personas. Aquí estamos todos esperandoos con los brazos abiertos. 😙😙😙😙😙😙😙😙😙
ResponderEliminarDARIO SOY ALEJANDRO EL DE TU CLASE TE DOY ANIMOS CAMPEÓN SIGUE ASI Y RECUPERATE MI MADRE Y MI PADRE TE DAN ANIMOS
ResponderEliminar