Mi
enfermero de hoy es José María y mi auxiliar, María. Día 6 tras el trasplante.
Ayer decía que no pensaba que pudiera pasarse peor. Desgraciadamente me
equivocaba. Estamos en el hoyo más profundo. Sigo con todos los síntomas de
ayer, pero más acusados. Tengo aftas en la boca, llagas enormes. La más grande,
que no la única, es del tamaño de la uña de mi dedo pulgar. Tengo en el
paladar, en las paredes laterales, en la lengua, bajo la lengua. ¿Habéis tenido
alguna vez llagas? ¿Las descargas en las
terminaciones nerviosas cuando algo te roza? Toda mi boca es una llaga. La
campanilla me la siento hinchada, tengo la sensación de que me dificulta
respirar. No trago, no quiero tragar. Continuamente estoy escupiendo en la
palangana. No es saliva normal, parece moco. ¿Sabéis lo que es? Es intestino,
la mucosa del intestino. Tenemos más de 9 metros de intestino enrollado en
nuestro cuerpo. ¿Cuánto moco ha de salir? Ya no me da ni asco. Sé cuando viene
acompañado de hilillos de sangre, lo noto. A veces es más sangre que moco. Y el
dolor, continuo, lacerante de mi garganta. Estoy sorprendido de mi mismo.
Cuando tengo un momento de lucidez me sorprende no estar desesperado. Mi padre
me lo dice mucho con los ojos rojos: -¡Tú puedes!-. Y es lo que me digo, a
veces con rabia: -¡Yo puedo! ¡Yo puedo!
Tuve
fiebre a las 5 de la mañana. Casi 12 horas sin fiebre, es un logro. No pasa de
38.1. No noto los síntomas porque me duele tanto la garganta y la boca que no
percibo otras sensaciones. Parece que la combinación de antibióticos ha
empezado a hacer efecto. Antes tenía fiebre cada 7 u 8 horas, ahora cada 12. He
vuelto a necesitar bolos de morfina a las 7, a las 10 y a las 13:30. Siempre
dormido. Cada poco con arranques de tos que me obligan a esputar en la
palangana. Os parecerá repugnante o macabro pero le digo a mi padre que no
limpie la palangana continuamente. Me gusta el color sonrosado de la mezcla de
mucosidad intestinal con sangre. Quiero reirme hasta de eso. Si me rio de eso
estoy por encima del mal que me hace. O así quiero pensarlo. No me rio a
mandíbula batiente, no puedo abrir casi la boca. Hablo como si estuviera
anestesiado en la consulta del dentista. Me cuesta mover la lengua para que mis
hematólogas me reconozcan. Hoy han venido Águeda y Ana, además, vestidas de hematólogas.
Vienen con la ropa verde de quirófano, la desechable. Seguro que hoy han tenido
que practicar algún aspirado de médula en el Hospital de Día. Mi hemograma está
muy bajo y van a trasfundirme otra vez hematíes y plaquetas. Ven la palangana
coloreada y deciden añadirme un nuevo fármaco, Amchafibrín, como profilaxis de
hemorragias. Imagino que al estar tan bajito de plaquetas no se fiarán del
todo, ¿no? ¡Yo que sé! Me pica mucho el cuerpo, especialmente la cara y el
pecho. Tengo náuseas y me da pánico la idea de vomitar. Estoy estreñido, no he
vuelto a ir al baño desde el miércoles por la noche. Lo que la morfina me da
por un lado me lo cobra por otro. Deciden completar mi medicación con
Polaramine, para el picor y por su efecto antiemético, reduce las náuseas. En palabras de Águeda tengo “Una señora
mucositis”. Le estoy cogiendo un asco a la palabrita, ¡que no veas! Como esto
no tiene visos de mejorar en poco tiempo, deciden ponerme nutrición parenteral,
es decir, me meten por la vía del reservorio los nutrientes básicos que
necesito. Los seis perfusores de la bomba funcionando a la vez. De arriba
abajo: suero, eparina, nutrición parenteral, Cefepime, Ciclosporina, Cloruro
mórfico. Cuando me entra fiebre no hay perfusores libres. Hay que parar algo.
Hay momentos que está entrando en mi cuerpo una combinación de 6 sustancias. No
quiero ni pensarlo. Necesito hidratarme el cuerpo 1 o 2 veces al día. Esto es
nuevo. Teóricamente no había hecho falta desde el día siguiente de acabar la
radioterapia, el 17 de febrero, hace un milenio.
Mamá
llegó sobre las 13:30. Hicimos lo del día anterior, esto es, se quedó hasta las
17:30 y ya no volvió por la noche. Papá le insiste para que haga eso, para que
esté más tiempo con Julia. Yo también se lo digo. Si, total, ¡yo estoy casi
todo el día “enmorfinado”! El otro día me dijo José María Pérez Hurtado, el
jefe de servicio de Hematología Infantil, que Sherlock Holmes era adicto a la
morfina. ¡Pues hay que tener ganas! Seguro que no intentaba orinar acostado de
lado. Me despabilé sobre las 3, más o menos. Estuve sentado un rato en el sillón mientras
María me cambiaba la ropa de cama. Cuando acabó me volví a meter en la cama.
Jugué un buen rato a la Alquimia con mamá. Estaba cansadísimo. Me tomaron la
temperatura y tenía fiebre. Toda la tarde pasando medicación a todo trapo.
Además de la ordinaria hasta ese momento, el Amchafibrín, el Paracetamol, la
nutrición parenteral y las transfusiones
de sangre y plaquetas. La de hematíes sí se pasa por el perfusor pero la de
plaquetas no, se hace “a caída libre”. Hay que parar todo, menos el mórfico. A
las 5 y cuarto volvía a tener mucho sueño. El Polaramine me dejó frito. Papá y
mamá estaban pasándolo mal. Ya es el cuarto día sin comer y tercero sin beber
por mí mismo. Quiero descansar, es lo único que quiero. Quiero que pase esto
cuanto antes y si es dormido, mejor. A
las 10 de la noche pedí que Pepe me pusiera el bolo de morfina, me volvía a
doler muchísimo la garganta. A las 11 tenía fiebre. La regla de las 12 horas no
se ha confirmado. Volvemos a la cadencia de 7 u 8 horas.
Los
datos del día:lunes 27 de febrero (José María-María) (Pepe-Lola): Perfusión 24 h de morfina a 4 ml/h (luego a 2 ml/h con otra concentración) - Suero a 47 ml/h (a 12 ml/h a partir de las 19:30) -Eparina a 11 ml/h -Nutrición parenteral a 43 ml/h; Nolotil (6 de la mañana); Ciclosporina; Cefepime; bolo de morfina a las 7; Aciclovir; Bolo de morfina a las 10; Teicoplanina; Ursochol; Bolo de morfina a las 13:20; Transfusión de hematíes; Amchafibrín; Cefepime; Paracetamol 1g a 200 ml/h (16h); Transfusión de plaquetas; Amchafibrín; Cefepime; Aciclovir; Paracetamol; bolo de morfina//// tensión 11.1-4.9 (93 pulsaciones) Temperatura:38.7 (6:45)/// 36.6 (12 horas)////38.1 (13:35h)///37.8///37.2///36.8////36.6////Heces:no////Orina: 1400/// perdí la cuenta////PVC:6.5///7
Somos
pocos, muy pocos todavía por desgracia, los inscritos en los registros de
donación de médula ósea. Si tienes entre 18 y 55 años y tiene salud para
hacerlo, ¿a qué estás esperando? Yo he tenido la suerte de contar con mi
hermana Julia pero hay muchísimos enfermos que no tienen donante compatible.
¡Dona médula!¡Dona vida! Pero no una vida cualquiera, una vida larga y
próspera. Saludos Spockianos.